¿Qué ha pasado con el alma? Resulta que es lo más animal que existe, tanto que los romanos antes de inventar el sustantivo animal, con el significado que tiene para nosotros y tenía también para ellos, inventaron el adjetivo animalis, que traducimos como animal (adj.; p. ej. "reino animal", "comportamiento animal"), y distintamente a lo que significa este adjetivo para nosotros, significaba aéreo (de ánimus-anemoV / ánemos), de aire, viviente, animado, para pasar luego a significar en exclusiva irracional, bruto, bestia... ¿y con qué palabra? Pues justo con la que significa "¡dotado de alma!". Está claro que si nos ponemos todos de acuerdo le podemos asignar a la palabra "blanco" el significado de "negro" sin que pase nada. (El que cometamos de vez en cuando estas arbitrariedades no nos lleva sin más a la "arbitrariedad del signo lingüístico"). En tiempos se llamó a Dios Animator, con el significado de "Creador", pero cayó en desuso. Y bien, la relación entre animal y ánima (o ánimus), de donde procede nuestra palabra alma, no es necesario ni argumentarla.
Lo sustantivo es que antes de existir el alma humana existía (y yo diría que sigue existiendo) el alma animal. Qué duda cabe de que el alma humana es de diseño, de crianza. Lo que se nos ha quitado de espacio hacia afuera, se nos ha dado de anchura hacia adentro. Es la ley de la compensación. Si las vacas, además de rumiar pensasen, también se les ensancharía el alma a medida que se les estrecha el espacio vital. Ahora que están ya definitivamente estabuladas, que no se mueven del sitio, que emplean toda su vida y todas sus energías al servivio de su criador, sin reservar nada para sí mismas, les tendría que haber crecido un alma inmensa. Pero lamentablemente apenas tienen alma. La tendrían si viviesen en la naturaleza, si fuesen animales de verdad y se les permitiese vivir como tales. Pero viven como esclavos en cautividad. Son cuerpos sin alma, a los que se les ha quitado hasta donde ha sido posible el ánimus y el ánima.
¿Y qué es el alma animal? ¿Cómo es? Igual que en el hombre, hemos de llamar alma a todo lo que el animal es, que forma parte sustancial de su ser, pero que no tiene cuerpo, que es intangible. Y que le viene dada por la naturaleza. Instintos llamamos a las formas de comportamiento que cada especie ha ido desarrollando con la misma paciencia infinita con que ha desarrollado sus miembros y sus órganos. Los animales tienen un alma colectiva, que es su patrimonio instintivo, herencia genética tan inexorable como la anatómica, pero que degenera con mucha mayor rapidez si no tiene las condiciones adecuadas de desenvolvimiento.
Y además del alma colectiva, tienen cada uno su alma individual, que no es otra, sino una concreción de aquella en cada individuo y en cada momento puntual. Los animales tienen un alma solidísima, tan definida como los miembros del cuerpo de cada individuo y de la colectividad que forman. Cuando a estos animales se les arranca de su colectividad y de su ambiente, es como si se les extirpase el alma. Y como al hombre, arrancado de sus instintos, se les ha de crear una nueva alma.
Mariano Arnal