La escritora Ángeles Mastretta contagió esta mañana el calor de su obra al público que llenó la Fundación Santillana donde se celebraba la segunda jornada del seminario Lecciones y maestros. No fue un discurso lineal. Echó mano de los sentimientos, la vida, la familia, el amor, la adolescencia y la enfermedad: "Yo tengo epilepsia. Lo digo, porque aún ahora es difícil oírlo. Más difícil oírlo que vivir sabiéndolo", dijo nada más empezar.
La autora de Mal de amores y de Arráncame la vida desgranó los motivos por los que empezó a escribir. "Escribimos un día aterrados y otro dichosos, como quien camina al borde de un abismo. ¿A quién le importará todo esto? ¿habrá quién llore las muertes que hemos llorado? ¿habrá quién le tema al deseo, quien lo consienta y lo urja con nosotros?", se preguntó. A casi todo le encontró respuestas. ¿para qué hacer una novela? "Cumplimos con el deber de inventar cada mañana un mundo y escribimos para sentir que en algo mejora nuestra realidad. Escribimos para recordar que la vida cómo es o cómo podría ser, con su belleza, su barbarie y sus dificultades, está regida por un azar y unas leyes que no tienen remedio. Aunque escribir nos ayude a creer que lo tiene".
Las jornadas concluyen mañana con Antonio Muñoz Molina. Por la tarde, Mastretta, Luís Mateo Díez y Muñoz Molina, los tres escritores sobre los que ha versado este año Lecciones y Maestros se reunirán en una sesión abierta al público en la Universidad Menéndez Pelayo. .