Lo suyo ha sido siempre romper moldes. Lo hizo en los años ochenta con su «España oculta», sacando a la luz las tradiciones y fiestas que algunos se habían encargado de esconder bajo la piel de toro. Lo hizo también con sus viajes por medio mundo mostrándonos ritos ancestrales de Tahití, la montaña de Sorte en Yaracuy (Venezuela)... Y ahora lo vuelve a hacer siendo la primera fotógrafa española que ingresa en la agencia Magnum, la mítica cooperativa creada hace más de seis décadas por unos visionarios llamados Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, David «Chim» Seymour, George Rodger y William Vandivert.
Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) no tiene aspecto de aguerrida fotógrafa, más bien parece una tranquila ama de casa, pero cuando coge la cámara se transforma en un animal fotográfico, agazapado tras el objetivo, capaz de explorar el alma humana como pocos y de regalarnos instantáneas de una feroz intensidad y, al mismo tiempo, una lírica belleza, que hemos visto infinidad de ocasiones en la galería Juana de Aizpuru.
Nadie antes en España había logrado entrar en el más selecto club de fotógrafos del mundo. De nuevo, esta pionera haciendo historiaPioneraEn 2005 fue nominada para entrar en Magnum (algo que lleva un proceso lento), desde 2007 era asociada. Faltaba un último paso: erigirse en miembro de pleno derecho, algo que ya es desde hoy. Nadie antes en España había logrado entrar en el más selecto club de fotógrafos del mundo. De nuevo, esta pionera haciendo historia. Una votación de sus cerca de 70 miembros en la reunión anual de Magnum en Londres (tiene también oficinas en París, Nueva York y Tokio), tras visionar una proyección de sus mejores trabajos, dio el «sí quiero» a García Rodero, casada ya, hasta que la muerte los separe, con Magnum (sus miembros no pueden ser expulsados). Es la cuarta mujer que ingresa en tan exclusiva nómina, tras Martine Franck, Lise Sarfati y Susan Meiselas. «Las mujeres -decía a Efe- lo tenemos más difícil por compaginar el trabajo con la vida familiar y porque los hombres nos juzgan más duramente».