La noticia dio la vuelta al mundo en 2004: Un equipo de científicos de la Universidad de Wuppertal (Alemania) afirmó que los restos arqueológicos de la ciudad perdida de la Atlántida se encuentran bajo la Marisma de Hinojos, en pleno corazón de Doñana. La teoría se basaba en una fotos realizadas por satélite que mostraban una superficie que coincidía con las descripciones que hiciera en su día el padre de la filosofía Griega, Platón.
Aquello pareció siempre una inocentada. Pues no lejos de la marisma elegida por los dioses para asentarse en este mundo se encontraba un bar de copas, ‘el Wuppertal’, fundado por un hinojero que marchó a las tierras de Tolkien en busca del paraíso sin saber que el ombligo de Poseidón (el rey de los mares) estaba bajo sus pies. Así que los vecinos del común pensaron siempre que se trataba de las consecuencias de simples efluvios etílicos.
Pero la realidad era más seria, más solvente. El doctor Rainer Kühne, del equipo de investigación, defendió entonces que la palabra platoniana “isla” se refería simplemente a la región de la costa del sur de España, destruida por una inundación entre el 800 y 500 antes de Cristo, una especie de maremoto o gran diluvio. Aquellas imágenes satelitales aportadas por los científicos alemanes mostraban la zona de la Marisma de Hinojos y observaban dos estructuras rectangulares y varios anillos concéntricos que bien podían haberlas rodeado.
El augur científico resucita ahora con más brío pues lejos de perderse en el tiempo y condenarse al olvido por falta de pruebas, la Memoria 2008 del Espacio Natural de Doñana y el resumen de la Oficina de Coordinación de la Investigación de la Estación Biológica de Doñana que acaban de salir de la ‘cocina’ de la Reserva de la Biosfera aconsejan poner en marcha toda una investigación arqueológica a pie de campo.
Lo curioso del asunto, que lleva por título ‘Contrastación preliminar de la hipótesis de Wickboldt-Kühne’, padres de la ‘teoría Atlántida’, y que tiene como investigador principal a Sebastián Celestino Pérez, del Instituto de Arqueología de Mérida, es que el trabajo previo de comprobación aparece financiado con sólo 300 euros además de los recursos propios de los investigadores. Un análisis que comenzó formalmente en 2005 y que se ha prorrogado hasta 2008 pero que ahora requiere la colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía debido a los nuevos hallazgos y buenos resultados obtenidos.
Los estudiosos del Centro Superior de Investigaciones Científicas apuntan que la contrastación preliminar de la hipótesis de los alemanes consiste en establecer si hay o no restos arqueológicos en el subsuelo de la llamada Marisma de Hinojos, concretamente en el ángulo sur formado por la confluencia del río Guadiamar con la denominada Madre de las Marismas del Rocío.
La hipótesis, publicada en 2003-04 por Wickboldt y Kühne tras examinar pacientemente imágenes de 1996 del Suroeste de la Península Ibérica es clara: bajo la marisma están los restos de una gran ciudad antigua de los milenios I y II antes de nuestra era a pesar de que la opinión científica de los especialistas sobre formación de estas marismas es contraria a tal sugerencia, reconoce el informe. Esta última opinión se basa en las conclusiones del geólogo Juan Gavala (1920).
Sin embargo, las autoridades del Espacio Natural no permitieron en principio practicar ningún sondeo arqueológico en el lugar señalado por los científicos teutones, siendo éste el medio de comprobación más directo e inequívoco.
Por eso, desde el CSIC optaron ya en 2005 por un procedimiento más laborioso y de menos impacto que una excavación arqueológica por lo delicado del lugar.
El procedimiento se basó a partir de ese momento en el cotejo de las imágenes estudiadas por Wickboldt y Kühne con otras distintas del mismo lugar. Se trataba de descartar engaños por efecto tecnológico o por la geomorfología cambiante del territorio. También se examinaron los estudios más recientes de geólogos y la formación de marismas en la zona por si revalidaban a Gavala (enemigo de la hipótesis atlántida) o a Kühne.
Además se ha procedido a un sondeo geofísico del subsuelo en tres puntos distintos del lugar señalado en la hipótesis hasta una profundidad de 12 metros y la exploración extensiva mediante emisiones electromagnéticas del subsuelo (georadar, magnetometría y tomografía eléctrica). Estos símbolos son señalados ahora por el equipo científico como una forma rectangular y dos círculos contiguos.
Las nuevas tareas de reconocimiento y confirmación se han realizado durante 2005 y 2006 y todas “ofrecen indicios consistentes pero independientes entre sí, de que la hipótesis de Wickboldt y Kühne puede ser verdadera en su componente esencial: que puede haber restos antrópicos en el subsuelo de la Marisma de Hinojos de los que no se tenía constancia oficial alguna”, según se reconoce en el informe memoria del CSIC.
Sin embargo, la certificación final solamente sería posible con un sondeo arqueológico que ya ha autorizado el Espacio Natural. La fecha idónea para esta actividad sería el final del verano, cuando baja la capa freática en la zona marismeña. Caja Madrid y la Fundación Doñana 21 aprobaron su ayuda en septiembre de 2008. Los científicos confían ahora en la buena fe de la Junta de Andalucía.
Después de tanto esperar, es posible que la Atántida aparezca en el fondo de Doñana.
Fuente: El mundo y Diario de Sevilla