Mientras los antepasados de Cleopatra dilapidaban su fortuna y su influencia, al norte del Mediterráneo se iba consolidando el colosal poder militar y político de los romanos, a quienes los sofisticados egipcios consideraban unos bárbaros. Era natural que la ambiciosa Roma mirara con ojos golosos esa Alejandría tan rica y tan caótica; por eso, y con motivo de la guerra entre Cleopatra y su hermano, Julio César fue a Egipto bajo la excusa de poner paz, pero en realidad para extender la zarpa sobre el rico pastel alejandrino (por cierto que fue él quien quemó, por accidente, la Biblioteca). César tenía 56 años; Cleopatra, 20. De todos es sabido que ella le conquistó, y así salvaguardó, probablemente, la independencia formalde Egipto. Tuvieron un hijo, Cesáreo, y luego césar llevó a Cleopatra a Roma. En total estuvieron juntos menos de dos años, porque el asesinato del romano sucedió muy pronto. Entonces el poder fue repartido entre un tal Lépido; Marco Antonio, que a la sazón era cónsul, y Octavio, un muchacho de 19 años que era elhijo adoptivo de César. Cuando Cleopatra se enteró, huyó a Egipto con Cesáreo, temiendo que el niño, hijo auténtico de César, fuera asesinado por el ahijado. Tenía razón: Octavio, que después se convertiría en el famosísimo emperador Augusto, mandó matar a Cesáreo 14 años más tarde. Pero para llegar a eso aún ha de desarrollarse el increíble drama de Antonio y Cleopatra.
(Continuará....) De Rosa Montero.