sábado, 28 de marzo de 2009

Proyecto Djehuty


El egiptólogo José Manuel Galán presentó esta semana en Madrid el descubrimiento en Luxor de la que podría ser la primera cámara sepulcral pintada de la XVIII dinastía, "una Capilla Sixtina de la época" como él mismo comparó.
La recién concluida campaña de excavaciones del Proyecto Djehuty, en las tumbas en Dra Abu el Naga (Luxor, la antigua Tebas) de ese noble egipcio de hace 3.500 años alto funcionario de la reina Hatshepsut, y su colega Hery, ha arrojado dos hallazgos sensacionales que culminan por todo lo alto ocho años que no han estado precisamente exentos de prodigios.
José Manuel Galán, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del grupo de investigadores en el yacimiento, explica los descubrimientos con un relato que despierta viejos ecos de pasos subterráneos y expresiones de asombro ante el brillo del oro antiguo y los recónditos secretos de la época de los faraones.
La tumba-capilla de Djehuty, excavada en la roca de la colina Dra Abu el-Naga, tiene más de dos metros de altura y se adentra casi 20 metros en la horizontal. Las paredes interiores están totalmente decoradas con inscripciones y escenas en relieve.
En la sala más interna se encuentra la entrada a un pozo funerario de más de 8 metros de profundidad.

Al fondo de ese pozo se abre un acceso a una gran cámara de 5,50 metros de largo por 3,50 metros de ancho y 1,60 metros de altura, que estaba llena de tierra y piedras casi hasta el techo y que se ha excavado durante esta campaña.
El equipo de investigadores descubrió al fondo de esa cámara una entrada a un segundo pozo, de tres metros de profundidad, que daba paso a una segunda cámara, pensada y diseñada para servir como cámara sepulcral de Djehuty.

A la entrada de esta última cámara, los arqueólogos encontraron varios pendientes de oro que probablemente pertenecieron a Djehuty o a alguno de sus familiares que fueron enterrados con él, ya que datan de comienzos de la dinastía XVIII.

«En esta época los hombres importantes de la corte adoptaron la costumbre nubia de adornarse con pendientes, moda que poco después seguirían también los propios faraones», destaca el egiptólogo.

El investigador del CSIC detalla las características de la cámara: «Las paredes, de las que se conservan dos, se recubrieron de una capa de estuco, sobre la que se escribieron pasajes extraídos del Libro de los Muertos.
Esta composición religioso funeraria servía, supuestamente, para ayudar al difunto a superar los obstáculos en su camino hacia el más allá y alcanzar una vida eterna y plena en el paraíso.