La interacción entre la Grecia helenística y el budismo comenzó cuando Alejandro Magno conquistó Asia Menor y Asia Central en el año 327 a. C., cruzando el Indo y el Jhelum hasta llegar al Beas. Con ello, se inició el contacto entre Grecia y la India, cuna del budismo.
Alejandro Magno fundó varias ciudades en los territorios conquistados, especialmente en las áreas del Amu Daria y Bactriana, expandiéndose los asentamientos griegos hacia el Paso Khyber, Gandhara y el Punjab. Estas regiones corresponden al único paso existente entre el Himalaya y el Hindu Kush, a través del cual se produjo la mayor parte de los contactos entre la India y Asia Central, generando un intenso intercambio cultural y comercial.
Después de la muerte de Alejandro, el 10 de junio de 323 a. C., los diádocos fundaron sus propios reinos en Asia Menor y Asia Central. El general Seleuco I Nicátor creó el Imperio seléucida que se extendía hasta la India. Más tarde, la parte oriental del imperio se separó formando el Reino grecobactriano (entre el siglo III y el II a. C.), que sería sustituido entre el siglo II y el I a. C. por el Reino indogriego y entre los siglos I y III por el Imperio Kushan.
El contacto entre las culturas griega y budista tuvo lugar durante varios siglos, hasta el siglo V d. C. con las invasiones de los hunos y la posterior expansión del islam.
Interacciones religiosas La presencia griega en Asia Central y el norte de la India produjo intercambios no sólo en el plano artístico sino también en el religioso.