domingo, 19 de abril de 2009


..."Nacer y morir son los términos inviolables de la vida; ella nos dice con voz firme que lo normal no es nacer ni morir en la plenitud de nuestras funciones. Nacemos para crecer; envejecemos para morir. todo lo que la naturaleza nos ofrece para el crecimiento, nos lo substrae preparando la muerte".... (José Ingenieros.)
Las cosas tuvieran una explicación razonable si fueran a durar para siempre. Si no fueran a acabarse jamás...pero no es así y lo sabemos.

Ya lo dijo el poeta..."Pura y encendida rosa/ émula de la llama que nace con el día,/ ¿cómo naces tan llena de alegría?/ No ves que la edad, que la edad que te da el cielo,/ es apenas un breve y veloz vuelo.../

La "rosa" no es mas que la vida, que nos luce apetecible y vibrante. La "edad que te da el cielo", son los años de nuestra existencia, insondable y misterioso arcano y estos son engañosos, "apenas un breve y veloz vuelo"...

Esto es la vida, lucha, angustia existencial sin razón, sin motivo, en la que el discurso del tiempo es tan tenue, tan sutil y vaporoso; y a la vez tan lacerante y demoledor que sobrecoge y asusta.

Decía Protágoras aquel genio de la Grecia antigua, en un acertó muy lógico...."El pasado ya no es, el futuro aún no es y el presente casi no es"....

Nada, como se ve, y sin embargo, ese nada, como también se ve, arrasa inmisericorde con todo!

Daña, suplanta, destruye, cambia, pudre y resucita. De fugaz como un beso maldito acarroñea y corrompe la piel más esplendorosa, demuele las organizaciones sociales más sólidas, derrumba las construcciones más firmes, evapora las esperanzas más arreciadas, la misma esperanza que nos forjamos con nuestra propia vida.

Púes precisamente cuando se supone que estemos en mejor forma psíquica para afrontar la vida, justamente cuando hemos hecho acopio de un respetable bagaje de experiencias y destrezas y quien sabe si hasta de bonanza económica, cuando era de esperar que comienzas en firme, de pronto nos es arrebatada, o, se nos hace tan intolerable por los achaques físicos y la tristeza, que el hecho de que sea arrebatada es una imposición necesaria.

Mientras tanto como oleajes, a través de los siglos, van y vienen las generaciones con sus revoluciones sociales, sus prepotencias, sus cabildeos y cabilderos, inútiles propósitos, para a duras penas comenzar a andar, diluirse y esfumarse ante el empuje de otro oleaje generacional mayor- otra moda- condenada también de por sí a ser aniquilada a punto de empezar...y así siempre.

Pues como decía Emerson..."no hay nada fijo en la naturaleza, los nuevos continentes fueron levantados sobre las ruinas de un antiguo planeta; las nuevas razas se nutren de la descomposición de las pasadas; las nuevas artes destruyen las antiguas"...y así se forman los imperios y con los siglos sucumben, se forjan las grandes fortunas y con las generaciones se dilapidan y todo, para reemplazar de nuevo, y sucumbir de nuevo.

Y es que la vida es así, en el momento de la concepción, cuando el espermatozoide se une al óvulo, la nueva vida engendrada, nueva y antiquísima , es invisible a simple vista, y esa infinitesimal miniatura, en el transcurso de nueve meses, muy protegido, muy bien alimentado y cuidado por su madre que lo encierra en el estuche de la matriz, ha evolucionado lo suficiente para independizarse y separarse para siempre del cordón umbilical!

El feto no sabe que es. Que existe como tal. Siente pero lo ignora. Parasitariamente se nutre en un vientre ajeno y que mucho menos ha escogido, de una sangre que no es la suya, de una angustia que propicia y no es es propia, de un aire que no respira, de un pan que no mastica ni digiere.

Y al nacer?...Para ambos, madre y criatura un nuevo trance de tormentos, y eso es apenas el comienzo. El inicio de un absurdo e inexplicable vía crucis, salpicado de florescencias engañosas, y de esas bolas de humo que llaman felicidad, para terminarlo todo de nuevo, fatídico ciclo existencial.

Entonces, estaremos en otro seno, en otro vientre, en otro encierro, y esta vez ya para siempre, el de la tierra, madre nutria por igual, pero que esta postrera vez nos desnutre, aniquila y destruye con inexorable frialdad, con implacable saña.... VIDA Y MUERTE