jueves, 26 de febrero de 2009

Museo Sorolla de Madrid I



A veces caminamos por nuestra propia ciudad sin ver, sin sentir, parece que lo tuviéramos ya todo recorrido. Pero en una metrópolis tan grande como Madrid, siempre quedan rincones por descubrir, por aventurarse a entrar si es un edificio, ó pasear por él si es un parque ó jardín.

A mí me pasó la primera vez que entré a visitar el Museo Sorolla hace ya muchos años. Nunca imaginé que tras las puertas de este pequeño museo que se encuentra en el barrio de Chamberí, tuvieras la sensación de trasladarte a otro tiempo, y sentir la paz en sus patios, escondidos tras los muros que aparecen en la foto.

Este palacete construido entre 1910 y 1911, fue la casa del propio pintor en la última etapa de su vida, y al margen de la exposición de sus cuadros, la visita a las diferentes dependencias de la casa, con sus valiosas colecciones de esculturas, muebles y cerámicas, nos ayuda a descubrir el ambiente que sirvió de cobijo a este artista, conocido por sus pinturas de la playa.

Y por supuesto, es indispensable detenerse en los jardines de la parte anterior de la casa, tres zonas diferentes en las que el pintor intentó reconstruir algunos de los rincones que habían servido de inspiración a sus obras.

En sucesivas entradas en este blog, iré poniendo la historia del edificio y sus jardines, pues además de admirar al Maestro Sorolla, me encanta este lugar. Además, el Museo es muy agradable de visitar, pues puedes visitarlo en una mañana ó tarde, ya que han ampliado los horarios de apertura, disfrutando de cada espacio sin el agobio de pensar que no te va a dar tiempo a recorrer todas las estancias, como así pasa con otros museos de mayores dimensiones.