martes, 17 de febrero de 2009

La Pícara Cocinera IV


Felisa se enfadó mucho con su novio a consecuencia de aquellas palabras. Cada día se convencía más de que Colásera un mozo muy bruto, que no sabía distinguir entre lo conveniente y lo que no lo era.
- Por haberme dicho eso - decidió Felisa estirándose el delantal - ya no eres novio mío.
- ¿A que sí?- desafió el mozo burlándose más de Felisa - Ya sabes que soy yo quien más dinero tiene ahorrado en todo el pueblo. Con ello bien podríamos poner una posada y hacerle la competencia a tu señor, con lo cual, a fin de cuentas, no le haríamos más que un favor, ya que cuando pongan la nueva diligencia no podrá dar cabida a tantos huéspedes.

-¿Es por eso que crees tener derecho a insultarme? - dijo Felisa, a quien no sele pasaba el enfado ni poco ni mucho.

- Yo no te he insultado - protestó Colás que, pese a ser muy bruto, era un muchachote noble y bueno.

- Me has insultado - aseguró tozudamente Felisa - Decir que soy capaz de comerme la cena yo sola, es un insulto de los más gordos.

A Felisa la ofendía la insinuación de Colás precisamente porque era cierta. Cuando hacía buenos guisos no podía dejar de picotear aquí y allá con la excusa de que así se enteraba de si estabanjustos de sal.
- Bueno - cedió el mozo, que tenía pocas ganas de enfadarse - ¿Me perdonas tan grave ofensa?
- No - decidió Felisa, a quien el viento había puesto roja la nariz -. No tengo ganas de perdonarte, porque si lo hago volverás a repetírmelo otro día.
- Pues entonces - decidió Colás impacientándose - ya no me casaré contigo, sino con la Justina, que es muy buena modista.