lunes, 6 de julio de 2009

Mishima

Coincidiendo con el reestreno de la película «Mishima», la obra maestra dirigida por Paul Schrader, se subastan en Tokio varias cartas y fotografías íntimas de este célebre escritor nipón que se suicidó en 1970 haciéndose el harakiri al modo tradicional de los samuráis. Yukio Mishima, el autor más representativo del Japón de la posguerra y famoso por su novela «El pabellón dorado», aunaba una radical ideología nacionalista con una homosexualidad que interpretaba de forma mística. A pesar de estar casado y tener hijos, así se desprende de dos cartas íntimas que la librería de antiguo Meiji Kotenkai saca a subasta. Éstas van dirigidas a su amigo americano Jan von Adlmann, un director de museo con el que podría haber tenido una relación sentimental.
Ambas misivas, escritas entre 1966 y 1970, van acompañadas de fotografías en blanco y negro que preludian su trágica muerte, pues en algunas posa desnudo inspirándose en los cuadros de San Sebastián. Al igual que este mártir del siglo III, Mishima aparece en las instantáneas con las muñecas atadas y el cuerpo asaeteado de flechas. De hecho, Mishima agradece a Adlmann en una de las cartas un regalo, al parecer un libro de arte sobre San Sebastián, alabando el «lirismo de la brutalidad» de este cristiano que pereció en tiempos del Imperio romano.
«Una de las imágenes ha visto la luz por primera vez, pues supongo que su publicación no fue permitida en su momento porque mostraba al desnudo la parte inferior de su cuerpo», explicó el librero Shigeru Natsume.
Otras fotografías retratan al influyente escritor vestido de teniente del Ejército imperial nipón en la película de 1966 «Yukoku» («Patriotismo»), donde su personaje acaba corriendo el mismo destino que siguió Mishima.
Tras intentar encabezar un golpe de Estado para recuperar el orgullo del Imperio del Sol Naciente, mancillado a su juicio por la derrota en la Segunda Guerra Mundial, Mishima gritó «¡Larga vida al emperador!» y se clavó una catana en el estómago para hacerse el harakiri ante unos soldados. Después, uno de sus seguidores le decapitó siguiendo una de las más ancestrales tradiciones samuráis. Ps Amicus de acuerdo en el Pabellón Dorado