De Cézanne a Picasso", que permanecerá hasta el 31 de agosto, proporciona temáticamente un "estudio del retrato, paisaje y naturaleza muerta de la etapa más temprana del arte moderno, con increíbles ejemplos del posimpresionismo, fovismo y cubismo", explicó el museo mediante un comunicado.
La exposición comienza con cuatro obras asociadas con el posimpresionismo, un movimiento que surgió a finales del siglo XIX como rechazo del impresionismo y cuyos principales exponentes fueron el holandés Vincent Van Gogh (1853-1890) y los franceses Paul Gauguin (1848-1903) y Paul Cézanne (1839-1906).
Estos precursores del movimiento posimpresionista están representados con la "Naturaleza muerta con plato de fruta" y "Chico de chaleco rojo" (1888-90) de Cézanne, el "Retrato de Jacob Meyer de Haan" (1889) de Paul Gauguin y el "Retrato de Félix Fénéon" (1890), del francés Paul Signac.
El movimiento fovista, caracterizado por la intensidad de colores, queda representado en esta muestra por el padre de este movimiento, el francés Henri Matisse (1869-1954), quien con su "radical paleta de colores desarrolló este movimiento junto a André Derain en el verano de 1905 en Francia", recuerda el museo.
"Interior con una joven" (1905) es la obra en la que Cézanne retrató a su hija Marguerite "en casi tantos colores como la fruta que pintó en la mesa cerca de ella", detallaron los expertos.
Otra de las obras maestras del fovismo expuesta en esta colección es "Puente de Charing Cross" (1906-07), del francés André Derain (1880-1954), en el que el artista "ignora el tradicional gris del cielo londinense y lo llena de imaginativos colores".
La instalación concluye con un cuadro de Pablo Picasso (1881-1973), que representa el movimiento cubista con "El estanque de Horta de Ebro" (1909), un paisaje que pintó durante su estancia en ese pueblo catalán.