Baldomero le pidio a Luis que con urgencia le pasase la letra de los cantables, para, con permiso de doña Engracia, comenzar a trabajar.
A la semana de siguiente, Bruchet entrego los cantables para la zarzuela en un acto intitulada, La Fuente Misteriosa.
Doña Engracia solo puso una condición, nada de tocar el piano pasadas las diez de la noche. No quería que el resto de huéspedes, sobre todo dos hermanos que trabajaban en una botillería cercana, se molestasen con aquellas probaturas pianísticas todavía sin plasmar en el pentagrama Carrasqueril.
Baldomero aprovechaba desde que se desayunaba en compañía de todos los hospedados, quienes le interrogaban por sus avances en la partitura, a lo que Carrascosa contestaba invariablemente, los tenores que lleven esta obra en su repertorio triunfaran, soy el compositor de los tenores…….