miércoles, 4 de noviembre de 2009

Cuento Gótico III

Y así fueron transcurrieron las primeras semanas mientras mi presentimiento de que algo raro se cocía en la empresa fuera aumentando. Por mi puesto habían pasado otras secretarias, al igual que en la mesa de al lado, que al parecer había estado ocupada por otra señorita, pues sus cosas todavía estaban en los cajones. Todo aquello me escamaba, pero nadie soltaba prenda al respecto, y yo, como necesitaba el escaso dinero que me proporcionaba ese trabajo, iba dejando pasar los días con la ilusión de que me llamaran de otra empresa para un puesto mejor.

Ya casi había pasado el verano cuando convocaron una Junta del Consejo para mediados de septiembre. Por fin iba a conocer a los que realmente tenían el poder en la empresa. La Junta se componía de 13 miembros, incluido el Presidente. Me preguntaba que temas tratarían en esas reuniones, teniendo en cuenta que nadie aparecía por allí el resto del tiempo, ni se preocupaban del funcionamiento de la empresa. Se prepararon unas carpetas muy góticas con documentación secreta, y luego se sacaron de un armario unas fuentes de plata y una especie de cuchillos terminados en U, y se fueron colocando en la Sala de Juntas. Creí que pondrían un aperitivo, tentempié ó similar, pero allí quedaron colocadas, vacías, junto con unos candelabros horrendos. Mi inquietud fue creciendo, no sabría explicar el porqué, pero todo aquello me escamaba.