sábado, 12 de septiembre de 2009

Un aperitivo de Neruda...

Si tu me olvidas
Quiero que sepas una cosa.
Tu sabes como es esto: si miro la luna de cristal, la rama roja del lento otoño en mi ventana, si te toco junto al fuego la implacable ceniza o el arrugado cuerpo de la leña.
Todo me lleva a ti, como si todo lo que existe, aromas, luz, metales, fueran de pequeños barcos que navegan hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme dejare de quererte poco a poco.
Si de pronto me olvidas no me busques que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco el viento de banderas que pasa por mi vida y te decides a dejarme a la orilla del corazón en que tengo raíces, piensa que en ese día, a esa hora levantare los brazos y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.
Pero si cada día cada hora sientes que a mi estas destinada con dulzura implacable.
Si cada día sube una flor a tus labios a buscarme, ay amor mío, ay mía, en ti todo ese fuego se repite, en mi nada se apague ni se olvida, mi amor se nutre de tu amor, amada, y mientras vivas estará en tus brazos sin salir de los míos.

Estravagario
Amor
Tantos días, ay tantos días viéndote tan firme y tan cerca, como lo pago, con que pago?
La primavera sanguinaria de los bosques se despertó, salen los zorros de sus cuevas, las serpientes beben rocío, y yo voy contigo en las hojas, entre los pinos y el silencio, y me pregunto si esta dicha debo pagarla como y cuando.
De todas las cosas que he visto a ti quiero seguir viendo, de todo lo que he tocado, solo tu piel quiere ir tocando: amo tu risa de naranja, me gustas cuando estas dormida.
Que voy a hacerle, amor, amada, no se como quieren los otros, no se como se amaron antes, yo vivo viéndote y amándote, naturalmente enamorado.
Me gustas cada tarde más.
Dónde estará? Voy preguntando si tus ojos desaparecen.
Cuánto tarda! Pienso y me ofendo.
Me siento pobre, tonto y triste, y llegas y eres una ráfaga que vuela desde los duraznos.
Por eso te amo y no por eso, por tantas cosas y tan pocas, y así debe ser el amor entrecerrado y general, particular y pavoroso, embanderado y enlutado, florido como las estrellas y sin medida como un beso.

Cien sonetos de amor
XLIV (Sabrás que no te amo...)
Sabrás que no te amo y que te amo puesto que de dos modos es la vida, la palabra es un ala del silencio, el fuego tiene mitad de frío.
Yo te amo para comenzar a amarte, para recomenzar el infinito y para no dejar de amarte nunca: por eso no te amo todavía.
Te amo y no te amo como si tuviera en mis manos las llaves del destino y un incierto destino desdichado.
Mi amor tiene dos vidas para amarte. Por eso te amo cuando no te amo y por eso te amo cuando te amo.

Veinte poemas de amor y una canción desesperada
XX (Puedo escribir los versos...)
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada, y tritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira entre el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos! La bese tantas veces bajo el cielo infinito!
Ella me quiso, a veces yo también la quería! Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos!
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo.
Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, mas inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como el pasto al rocío.
Que importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche esta estrellada y ella no esta conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no esta conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos arboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto! Pero cuanto la quise! Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro.
Será de otro.
Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro.
Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta, la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea él ultimo dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

Para nacer he nacido
Un amor
Por ti junto a los jardines recién florecidos me duelen los perfumes de primavera.
He olvidado tu rostro, no recuerdo tus manos, cómo besan tus labios?
Por ti amo las blancas estatuas que no tienen voz ni mirada.
He olvidado tu voz tu voz alegre, he olvidado tus ojos.
Como una flor a su perfume, estoy atado a tu recuerdo impreciso.
Estoy cerca del dolor como una herida, si me tocas me dañarás irremediablemente.
Tus caricias me envuelven como las enredaderas a los muros sombríos.
He olvidado y tu amor y sin embargo te adivino detrás de todas las ventanas.
Por ti me duelen los pesados perfumes del estío: por ti vuelvo a acechar los signos que precipitan los deseos, las estrellas de fuga, los objetos que caen.

Cuaderno de Temuco
Nunca
Se hará noche mi vida porque no oí tu voz en el torturamiento de la más agria duda y yo que soñé el santo poema del amor tendré en mis labios tristes una mueca desnuda.
La Primavera se hará trizas. Nunca cantaré en el silencio mi divina canción... Jamás... y como un nudo vibrará mi dulzura por los vientos heridos de mi