El año en que se cumplía el 40 aniversario de Tusquets y el día que llegaban a esta redacción las galeradas de «El hombre inquieto», la última novela de Henning Mankell, uno de los grandes descubrimientos de este sello, moría Antonio López Lamadrid, una de las partes fundamentales de esta editorial que ha creado uno de los catálogos más importantes de la literatura en español.
La otra persona es Beatriz de Moura, fundadora de la editorial, alma y compañera sentimental. Ese tándem quedó escenificado en la fiesta que tuvo lugar en Barcelona el pasado 18 junio para celebrar el aniversario de la editorial, una de las últimas veces que se vio en público al editor. De Moura había dicho que lo mejor que le había pasado en estos años era la aparición de Toni, como se conocía familiarmente, porque su incorporación a la editorial en 1977 supuso ganar solidez comercial y abrir un gran futuro empresarial. Murió ayer, en Barcelona, a los 70 años de edad, por un cáncer al que no pudo superar. Nació en San Sebastián, en 1938, en el seno de una familia de importantes industriales vinculados a Antonio López, Marqués de Comillas.
En 1969, Beatriz de Moura fundó, junto al arquitecto Óscar Tusquets, Tusquets Editores. La llegada en 1976 de López Lamadrid, tras tomar «la drástica pero afortunada decisión de abandonar por aburrimiento el negocio textil», según escribió él mismo, cambió el curso de la editorial. En pocos años, consiguió su expansión en Argentina, México y Estados Unidos y forjar un fondo de gran calidad con 2.300 títulos.
Estaba convencido de que lo mismo que a los grandes responsables financieros o inmobiliarios o «los comandantes de submarinos nucleares que chocan el fondo del océano, a los editores acabarán considerándonos importantes y modélicos empresarios», había dicho.