domingo, 27 de septiembre de 2009

La palabra...

La palabra dada debería ser parecida a un contrato firmado por uno o ambas partes, a no ser que pensamos que nuestras dicciones no tienen ningún tipo de valor y se convierten en papel mojado.
Estamos cansados de escuchar que antigüamente lo se pactaba de palabra y se rubricaba con un apretón de manos vinculaba como el mejor de los contratos escritos. Claro está que hoy corren otros vientos, donde lo oral no significa más que un sonido de viento.
Aquí mienten los políticos y los que no lo son, es decir casi todo el mundo. No hemos acostumbrado al escaso valor de nuestros dichos. Si las palabras son expresiones de ideas igual es que lo que nos pasa que nuestros pensamientos están viciados y son engañosos por naturaleza.

La palabra dada debería ir a misa, pero no por un sentimiento religioso, sencillamente por lo que tiene de naturaleza humana positiva.Por eso sorprende y no se , tal vez sí que , la palabra la mantengan ... Uf, y cuidado con lo que se dice y no se hace, que puede hacer muchiiiiiiisimo daño ¿verdad?