Hacia el año 1088, desterrado por segunda vez y hallándose en Elche, Rodrigo Díaz de Vivar, con la necesidad de afianzar su posición, recorrió buena parte de la provincia, sin dejar, como dice Ben Alcama "piedra enhiesta, ni señal de puebla ninguna".
El Camino del Cid por Alicante atraviesa por parajes serranos localidades jalonadas por castillos defensivos, la mayoría de origen almohade, para finalizar en Orihuela, el punto más al sur al que Rodrigo Díaz de Vivar llegó a extender su influencia.