(EFE).- El lago Titicaca es el testigo del destino de tres mujeres de distintas generaciones en "Envíame postales a Copacabana", un nuevo filme de producción boliviano-alemán dirigido por el cineasta germano Thomas Kronthaler.
.Rodada en las turísticas localidades bolivianas de Copacabana, a orillas del Titicaca, y Sorata, la película narra las vivencias de una abuela, una madre y una hija que luchan por hacer realidad sus sueños, según Paolo Agazzi, director italiano y productor del filme, que se estrenó esta semana en Bolivia.
"Es una lucha que tienen las tres: una para morir, la otra para volver a nacer y la otra para empezar su camino, que creo que es la parte más bonita de la historia, con muchos matices entre cada mujer", afirmó el cineasta en entrevista con Efe.
El director de producción destacó la presencia femenina en este filme -basado en un libro de la alemana Stefanie Kremser- porque, a su juicio, "en el cine boliviano, salvo rarísimas excepciones (con el género femenino), los personajes masculinos han sido privilegiados", frente al débil papel protagonista de las mujeres.
La actriz española Julia Hernández, de sólo 13 años, interpreta a Alfonsina, una niña que vive a las orillas del lago Titicaca junto a su abuela, a la que da vida Agar Delos, que vive de los recuerdos de quien fue su gran amor, un alemán que llegó a Copacabana desde Bavaria en busca de aventuras.
Alfonsina sacia su deseo de conocer el mundo pidiendo a los turistas que le envíen postales, mientras que su madre Rosa, una joven azafata viuda interpretada por la popular actriz boliviana Carla Ortiz, intenta rehacer su vida.
Para Agazzi, esas postales, que dan título a la película, reflejan "la curiosidad y el deseo de conocer otro mundo, que es el mismo deseo que un día trajo a su abuelo a Bolivia" y que, a su juicio, crea un paralelismo y una complicidad entre Alfonsina y su abuela.
El personaje masculino más importante es el lago Titicaca, considerado un dios por los indígenas, que "mira indiferente el destino de las mujeres", explicó Agazzi, quien vive desde hace más de 20 años en Bolivia, donde ha desarrollado su carrera como cineasta.
Todo el filme está teñido por elementos de realismo mágico y fantasía y refleja la mezcla de las tradiciones y la religiosidad andina y colonial con símbolos como el "ekeko", el dios de la abundancia en el mundo andino, o los santos católicos.
El director de producción destacó el respeto y el conocimiento de la realidad que caracterizan el guión, ya que la autora pasó largas temporadas en esta zona de Bolivia, donde tenía familia.
Según Agazzi, Kremser "se basó en la historia de sus abuelos para escribir la novela, pero obviamente con la dosis de ficción que se da en todas las novelas literarias".
El italiano subrayó la amplia participación boliviana tanto en la parte técnica como artística del proyecto, que se grabó durante dos meses a finales de 2008 y que, aseguró, "está a la altura de cualquier producción europea".
A su juicio, la profesionalidad del cine en Bolivia no "tiene nada que envidiar" a los "estándares europeos", a pesar de los prejuicios iniciales de los productores extranjeros en este sentido.
Asimismo, Agazzi alabó la interpretación de la joven actriz catalana Julia Hernández, que debuta con esta cinta en el mundo del cine.
"Al principio tenía mis dudas por el acento catalán para representar a una boliviana, pero ahora que he visto los resultados, no hay ninguna duda: creo que su interpretación es uno de los puntos fuertes de la película", apuntó.