Tras crearse la Fundación Lázaro Galdiano y adaptarse como museo la antigua residencia del donante (Parque Florido, en el barrio de Salamanca de Madrid), la colección se presentó al público el 27 de enero de 1951. Desde entonces su prestigio entre los entendidos se ha extendido ampliamente, y sus fondos se consideran indispensables para estudiar muchos aspectos de la Historia del Arte. Destaca el conjunto de pinturas y grabados de Goya, con piezas mundialmente conocidas.
El museo fue reformado íntegramente entre los años 2001-2004, con el fin de hacer la visita más cómoda y centrada en las piezas de máxima calidad. En la actualidad (2011) hay abiertas al público cuatro plantas, enteramente remozadas respetando los techos y carpinterías originales.
Pintura
Especialmente valiosa es la colección de pintura, que abarca piezas admirables de grandes maestros. Un metódico estudio de la colección ha ido cribando las piezas más dudosas, lo que supuso descartar varias atribuciones llamativas, como un Cristo joven asignado a Leonardo da Vinci, y que ahora algunos expertos atribuyen a Pseudo Boltraffio (pintor activo en Milán a principios del siglo XVI) o bien a Ambrogio de Predis, ambos del ámbito leonardesco. Es una pintura muy relevante, que se incluyó en la exposición que, en tres sedes, (Mantua, Padua y Verona) se celebró en Italia sobre Andrea Mantegna y su época (Mantua, Palacio del Té, noviembre de 2006 a enero de 2007).Otras pinturas importantes son un Retrato de doña Ana de Austria de Sánchez Coello, dos importantes obras de El Greco (una Adoración de los magos de su etapa veneciana y un Apóstol de la primera etapa toledana), una Cabeza de mujer tradicionalmente atribuida a Velázquez, La condesa de Monterrey de Juan Carreño de Miranda, un magnífico San Diego de Alcalá de Zurbarán, Santa Rosa de Lima de Murillo, la famosa Tienda de tejidos de Paret, y ejemplos de Claudio Coello, Mateo Cerezo, Juan Martín Cabezalero, Agustín Esteve, Zacarías González Velázquez, Alenza, Eugenio Lucas, Vicente López y Federico de Madrazo (Retrato de Gertrudis López de Avellaneda).
Un Autorretrato de Pedro Berruguete sigue recibiendo opiniones divergentes de los críticos respecto a su autoría. Lo superan varias tablas góticas españolas que Lázaro reunió a bajo precio cuando eran despreciadas como «arte bárbaro». Fue una faceta coleccionista que le acarreó críticas, trocadas en elogios décadas después, cuando el arte medieval español fue cobrando estimación. Algún experto afirmó entonces que en esta parcela del arte, la Colección Lázaro Galdiano aventajaba a la del Prado.
El grupo de obras de Goya bastaría por sí solo para abrir un pequeño museo monográfico. Destacan: Las Brujas y El Aquelarre de 1798, un Cristo muerto y una Magdalena penitente de su etapa juvenil, el modelo reducido para el famoso cartón de tapiz La era (Museo del Prado) y varios grabados, ediciones muy raras, así como dibujos.
De las escuelas extranjeras destaca la Flamenca y de los Países Bajos, con tablas atribuidas a Adriaen Isembrandt, Memling, Gérard David, un San Juan Bautista en meditación considerado original del Bosco, un retrato de Antonio Moro, El archiduque Leopoldo Guillermo en su gabinete de pinturas de David Teniers el Joven y una gran Virgen con el Niño de Erasmus Quellinus II, entre otras muchas. Un Retrato de Saskia atribuido a Rembrandt se descartó como copia, aunque el museo cuenta con uno excelente pintado por Ludolph de Jongh.
La pintura italiana incluye una Sagrada Familia de Giulio Clovio (miniatura realizada con destino al rey Carlos I de España), San Lorenzo de Bernardo Cavallino y maestros del siglo XVIII como Alessandro Magnasco, Francesco Guardi y Lorenzo Baldissera Tiepolo.
Numerosa es la representación de la pintura inglesa, muy escasa en España, con obras de Gainsborough, Reynolds, Lawrence, Constable, etc. Hay que citar también una tabla de Lucas Cranach el Viejo (El Niño Jesús y san Juanito), una efigie de Carlos III pintada por Mengs y una escena alegórica de Charles François de La Traverse.
Destaca también la rica colección de miniaturas pintadas, colección que no tiene comparación en España; entre ellas se incluye la ya citada de Clovio y hay que mencionar un retrato de George Washington, basado en un famoso retrato de Gilbert Stuart, y otra efigie del I duque de Fernán-Núñez pintada por Jean-Baptiste Isabey.
Por otro lado, es muy destacable tanto por número como por calidad, la amplísima colección de pintura española del siglo XIX. Entre las piezas reunidas destacan por su número las obras de Eugenio Lucas Velázquez, así como las del hijo de éste, Eugenio Lucas Padilla, y las de Leonardo Alenza y Federico de Madrazo.
Escultura y artes decorativas
El fondo de esculturas es más reducido, si bien cuenta con piezas singulares como un Cristo atado a la columna del italiano Michelangelo Naccherino, estatua de cuerpo entero a tamaño natural. Hay que citar un busto romano del siglo II, dos Santos evangelistas fundidos por Giambologna y la llamada Madonna Cernazai que perteneció al magnate William Randolph Hearst.Los esmaltes constituyen uno de los grandes atractivos del museo. La colección cuenta con ejemplares muy valiosos y raros, desde algunos bizantinos alveolados sobre oro del siglo X, hasta grisallas de Limoges del XVI. Destacada es también la colección de marfiles, en la que descuellan varios cofres árabes y bizantinos, una Virgen de borgoñona del siglo XII, otra gótica francesa del XIV, además de dípticos de la escuela de París y de altares medievales italianos.
Las joyas cuentan con una representación múltiple de obras helenísticas y romanas, árabes, góticas, renacentistas, barrocas y románticas. Muy importante por la diversidad de tipos es el conjunto de bronces de la Antigüedad, de la Edad Media y, en gran abundancia, italianos del Renacimiento. Igualmente son numerosas y selectas las muestras de orfebrería religiosa de todos los estilos. El fondo de medallas incluye ejemplos de Pisanello, Pompeo Leoni y otros maestros del género. Se exhibe en la planta alta del museo, habilitada como almacén visitable.
Existen también valiosas piezas de cerámica, italianas y españolas de distintas épocas. Destacan también los tejidos antiguos, italianos y árabes, y la colección de armas con un riquísimo muestrario de espadas, presidida por el estoque que el papa Inocencio VIII regaló al Conde de Tendilla. También se exhiben abanicos y joyas que lució la esposa de Lázaro Galdiano. Todo ello forma uno de los más importantes despliegues de artes suntuarias que se pueden contemplar en España.
En la antigua sede de la editorial La España Moderna, anexa al museo, se custodian los archivos de José Lázaro Galdiano, con incunables y manuscritos de incalculable valor. Destaca el manuscrito original de Los verdaderos retratos... con efigies dibujadas por Francisco Pacheco.
El solar está dotado de exuberantes jardines, con árboles centenarios, que conforman un rincón inusual por su tranquilidad en un área tan transitada como el barrio de Salamanca.