miércoles, 5 de octubre de 2011
Tierras de Frontera
Desterrado por el rey Alfonso VI, el Cid abandona Castilla y entra de noche, para no ser descubierto, en los territorios de la antigua taifa de Toledo. Este tramo comienza en Atienza, por entonces un puesto de avanzada musulmán y según el Cantar una peña “muy fuerte”, y prosigue hacia el Henares, donde el Cid comienza a imponer su ley para conseguir el sustento de su gente a través del cobro de parias, las algaras, las tomas de poblados y las batallas. La ruta prosigue por lugares que entonces delimitaban zonas fronterizas, y siguieron siéndolo durante siglos, primero entre los reinos cristianos y musulmanes, como Medinaceli, y posteriormente entre los reinos de Castilla y de Aragón, como los enclaves fortificados, hoy ruinosos, de la vega del Jiloca. El tramo termina en Alcocer, hoy un despoblado situado en el término municipal de Ateca, donde tuvo lugar una de las batallas más feroces relatadas en el Cantar, y que enfrentó al Cid con un poderoso ejército musulmán. Precisamente en esta última localidad y para rememorar la figura del Campeador se organiza una actividad denominada "Ruta del Destierro" en la que los participanes recorren varios tramos del Camino del Cid a su paso por varios términos municipales de la zona.