viernes, 21 de octubre de 2011

En 1832, realiza un viaje de seis meses a Marruecos y Argelia, descubriendo allí la deslumbrante luz y color de sus paisajes, sus gentes, la sensualidad y el misterio, sensaciones intensas que se reflejarán en toda su obra posterior. Luis Felipe de Francia decide mandar una delegación especial a Marruecos para mantener el control sobre el Mulay Abd ar-Rahman ibn Hicham, elige al conde Charles Edgar de Mornay, antiguo gentilhombre de la corte de Carlos X, lo acompañara su amante oficial Mademoiselle Mars que le sugiere incluir en la lista de viajeros a Eugene Delacroix. En este periodo a Delacroix ya se le había entregado la Legión de Honor, y era muy apreciado en la sociedad Francesa. La Hacienda Real se limitara a pagarle únicamente el trayecto entre Toulon y Tánger, el artista tendrá que pagar sus gastos personales durante el viaje. El 1 de enero de 1832, a las tres de la mañana, después de cenar con el conde Charles Edgar de Mornay y Mademoiselle Mars por la celebración de San Silvestre, Delacroix parte con la comitiva a Toulon para abordar la fragata “La Perle”, la cual zarpará hasta el 11 de enero hacia África del Norte.
Se conocen muy bien los pormenores de este viaje gracias al Diario del artista, a sus cartas dirigidas a sus amigos y al álbum de croquis que elaboró. Estos documentos hacen posible seguir la crónica del artista de forma casi diaria paseando por la ciudad o el campo, participando en las fiestas y actividades en las ciudades de Tánger, Fez, Mequínez, Orán y Argel. Delacroix queda deslumbrado al llegar a Tánger. Este viaje a Marruecos produce una transformación innegable en su obra. Está convencido de que en África del Norte se puede contemplar cómo eran las antiguas civilizaciones, y establece comparaciones con la Grecia y la Roma clásicas.

"Imagina querido amigo, lo que supone contemplar las puestas de sol, ver a personas que se parecen a antiguos cónsules, Catones y Brutos, paseando por las calles, arreglando sus sandalias, a los que ni siquiera falta el aire desdeñoso que deben de tener los amos del mundo". Carta a Pierret 29 de abril de 1832.
En su llegada a Argel consigue entrar de forma secreta a una harén de la autoridad portuaria. En esta visita logra hacer varios dibujos sobre la vestimenta de las mujeres musulmanas. Estos numerosos croquis y dibujos le servirán a su regreso a Francia para conseguir pintar con mucho detalle el cuadro Mujeres de Argel en sus habitaciones (1834) y una litografía de mismo tema. Después de su viaje a Marruecos, sus anotaciones le servirán de gran inspiración para realizar lienzos como Ceremonia Nupcial judía en Marruecos (1837; Delacroix participó realmente en una boda judía en la ciudad de Tánger ), El Mulay Abderraman, Sultán de Marruecos, saliendo de su palacio de Meknes rodeado de su guardia (1845), Los convulsionarios de Tánger (1837-1838), La caza del león (1855), Odalisca (1857)...
La naturaleza y los animales de África del Norte captan también la imaginación del autor, sus estudios de anatomía durante su viaje le inspiraran para Árabe ensillando su caballo (1855), La pelea de caballos árabes en una cuadra (1860)... Visitó el zoológico privado del pachá con el escultor realista Antoine-Louis Barye, donde observó a los animales; también tomo notas y dibujo de los tigres de la casa de fieras del Jardin des Plantes en Francia.
El 5 de julio regresará a Toulon con más de 100 dibujos y croquis de sus viajes; se conservan tres de ellos en el Museo del Louvre y uno en el Museo Condé de Chantilly.