lunes, 28 de febrero de 2011

Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

 

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando fue creada en 1752, con sede en Madrid (España).

 

Sus orígenes se relacionan con la Ilustración. En 1744 se constituyó una Junta Preparatoria en las habitaciones que en el Palacio Nuevo tenía el Primer Escultor del Rey, Juan Domingo Olivieri, principal promotor de su formación. Desde 1741 Olivieri mantenía una academia de escultura en sus habitaciones y desemepeñó el cargo de director general al crearse la nueva institución. Sus primeros estatutos fueron aprobados en 1747, primándose en ellos el estamento nobiliario. El mismo año, el rey Fernando VI, que había permanecido al margen de la creación, nombró a su escultor personal, Felipe de Castro, recientemente retornado de Italia, «maestro director extraordinario de escultura en la Academia», de forma que la nueva institución se hacía así dependiente de la Corona. La creación oficial data del 12 de abril de 1752, colocándose bajo el patrocinio del Rey Fernando VI, quien la llamó: Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Fernando. En 1753 tres artistas italianos compartieron su dirección: Olivieri, Corrado Giaquinto y Juan Bautista Sachetti. Los estatutos definitivos se aprobaron en 1757, confiando a la Academia la promoción y protección de las Artes. Su principal redactor fue Felipe de Castro, quien suprimió el carácter aristocrático de los primeros estatutos, confiando la dirección de la Academia a los artistas.
En un principio las actividades se basaron en Pintura, Arquitectura, Escultura y Grabado. Su propósito era convertir la materia artística en materia de estudios reglados, superando el modelo anterior de aprendizaje en el taller. Para ello la Academia contaría con «profesores» de las distintas materias y modelos de todo tipo, así moldes y obras de arte como hombres y mujeres «de alquiler». La creación sería estimulada por la concesión de premios y pensiones de estudios en Roma para los artistas más destacados. En 1873 recibió su denominación actual y se abrió una nueva sección de Música.
Desde 1757 la Academia impartió los estudios y expidió el título de arquitecto. En 1847 estos estudios pasaron al Estudio Especial de Arquitectura, que evolucionó hasta dar la actual ETSAM.
Se llevaron a cabo dos reformas: con la primera (1987) se ampliaba a 51 el número de académicos numerarios y se integraban televisión, fotografía, vídeo y cinematografía a la sección de Escultura, que pasó a llamarse Sección de Escultura y Artes de la Imagen; la segunda reforma (1996) elevó a 52 el número de académicos numerarios.
A lo largo de toda su historia la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ha ocupado en Madrid tres sedes distintas. Desde el año 1773 se encuentra instalada en el Palacio de Goyeneche (calle de Alcalá, 13), obra del arquitecto José de Churriguera (1665-1725). El edificio fue transformado por Diego de Villanueva (1715-1774), que eliminó los elementos barrocos del diseño original, adaptándolo a los gustos neoclásicos del momento. Con el arquitecto Fernando Chueca Goitia se llevó a cabo en 1972 una nueva remodelación.

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Al margen de su actividad docente y conservadora, la Real Academia es célebre por sus importantes colecciones de arte, que se exhiben (no sin limitaciones) en su sede de Alcalá. Abarcan más de cuatro siglos, desde Luis de Morales a Juan Gris y autores aún posteriores. Junto a ejercicios académicos y piezas recuperadas del patrimonio español, se exhiben piezas de muy distintas procedencias. Parte de ellas procede de la antigua colección de Manuel Godoy, de la colección del alcalde de Madrid Manuel de la Prada, otras fueron aportadas directamente por artistas que formaron parte de la institución, y otras han sido adquiridas posteriormente. Sobresale el legado Guitarte, que sumó numerosas piezas y proporcionó además fondos para la compra de otras. Recientemente fueron incorporadas las dependencias situadas en las plantas superiores, antes ocupadas por el Ministerio de Economía y Hacienda, en las que se habilitaron 22 nuevas salas del Museo según proyecto del artista Gustavo Torner, el cual previamente ya se había encargado de habilitar nuevas salas y remodelar otras ya existentes en el Museo del Prado. Además ha habido una rehabilitación general del edificio, dirigida por la arquitecta Emanuela Gambini                                         Arte español: Una de las colecciones más ilustres y completas de Madrid. Arranca con Luis de Morales, en el siglo XVI, e incluye obras famosas como El sueño del caballero de Antonio de Pereda, La Magdalena de José de Ribera, los famosos monjes trinitarios de Zurbarán, Diógenes de Luis Paret y un nutrido repertorio de Vicente López Portaña. Entre los autores de los siglos XIX y XX, Sorolla, Romero de Torres, Daniel Vázquez Díaz, Picasso (el bronce Cabeza de mujer y diversos grabados), Pablo Serrano (la magistral cabeza en bronce de Antonio Machado) y un largo etcétera.
  • Goya: Su colección en la Academia requiere comentario aparte. Es una de las mejores colecciones de Madrid, con trece pinturas. Incluye cuadros famosos como El entierro de la sardina, Retrato de la actriz La Tirana, Fernando VII a caballo y un Autorretrato (del cual hay otro ejemplar idéntico en el Museo del Prado). Otro autorretrato de cuerpo entero, con sombrero de velas, fue adquirido recientemente. Antaño, la Academia albergó las dos famosas majas actualmente expuestas en el Museo del Prado. No hay que olvidar los fondos gráficos de la Calcografía Nacional, dependiente de la Academia. En una sala del mismo edificio se exhiben planchas originales grabadas por Goya.
  • Arte extranjero: Entre las muchísimas obras dignas de mención, destaca un Busto de Cristo de Giovanni Bellini, San Jerónimo de Correggio, una gran vista de Venecia de Leandro Bassano, La Primavera de Arcimboldo (su único ejemplo en España), así como Susana y los viejos de Rubens, Venus y Mercurio de Louis Michel van Loo y La marquesa de Llano vestida a la española de Mengs.
El museo exhibe asimismo esculturas, principalmente del siglo XVIII en adelante, así como vaciados de esculturas romanas, varios de ellos traídos por Velázquez y que entrañan por ello extraordinario interés. Como resultado de donaciones, exhibe además algunas estatuillas egipcias de metal, así como cerámicas y jades orientales. La Academia guarda también una riquísima colección de dibujos españoles e italianos, con algunos ejemplos de otras escuelas europeas. De su vastísima colección de dibujos del siglo XIX, destacan especialmente los conservados del pintor madrileño Eduardo Rosales.
Aunque no tan famoso como el Prado o el Museo Thyssen-Bornemisza, por la abundancia, riqueza y significado de las obras que conserva es considerada la segunda pinacoteca del país.